domingo, 27 de noviembre de 2011



Siempre te descubro
Siempre hay algo nuevo en ti
Que me hace latir mas deprisa
Que me despierta a la vida
Siempre floresco a tus amaneceres
Nunca dejo de descubrirte

Eres de esos seres
Inagotablemente hermosos
Que cual ángeles
Bendicen tu vida a cada instante
Simplemente....miràndote !

Saber que alguien así existe
Saber que estas aquì
Es bendiciòn del cielo...del universo


Infinitamente rico en espíritu
Alma grande y hermosa
Me enamoro de ti a cada instante
Y a cada instante
Doy gracias a la vida
Por regalarme....la dicha de amarte.


Con el alma.....para ti 

..............

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Sabes valorar tu amor?




Cuentan que una bella princesa estaba buscando esposo.
Esta princesa era una joven muy bella físicamente, tenía muchas riquezas, y siempre alcanzaba lo que quería. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos.
 Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.
Pero entre los candidatos se encontraba un joven aparentemente plebeyo, que no tenía más riquezas que amor sincero y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: 

-"Princesa, te he amado toda mi vida desde que te conocí. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor...
Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas...
Esa es mi dote..."
La princesa observó al muchacho, no tenía el perfil ni la blancura en la piel que ella anhelaba en un joven, ni las joyas de aquellos adinerados pretendientes, el muchacho no le llamaba la atención pero conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: -

"Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás".
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.

El muchacho tomaba fuerza cada vez que veía a la princesa observarlo, ese era su alimento diario, algunas mínimas muestras de atención que su amada daba.
Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.
Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y felicidad, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:
 -"¿Qué fue lo te que ocurrió?...
Estabas a un paso de lograr la meta...
¿Por qué perdiste esa oportunidad?... ¿Por qué te retiraste?..." 

Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja: 
-"Mi amada princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento...
Ni siquiera una hora...
Ella... no merecía mi amor..."


¿Y tu?
¿Cuanto te valoras?
¿Cuánto valoras tu amor?
Ama sin límites,
ama con toda tu fuerza,
con todo tu ser,
con toda tu esencia!
... pero deposita tu corazón en quien realmente te merezca.

-Carlos-