sábado, 30 de mayo de 2009

Un lugar en el bosque


Esta historia nos habla de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.

Baal Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad porque todos decían que era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.

Se había creado una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.

Baal Shem Tov unía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía en medio del bosque.

Y una vez allí, cuenta la leyenda, Baal Shem Tov encendía con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja... como si fuera para si mismo.
Y dicen...

Que a Dios le gustaba tanto aquellas palabras, que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego encendido de aquella manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque... que no podía resistirse a la petición de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.

Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo...
Pero conocían el lugar en el bosque. Y sabían como encender el fuego.

Una vez al año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en aquel mismo lugar del bosque, prendían el fuego de la manera que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o sólo se miraban y hablaban de cualquier cosa en aquel mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen...

Que a Dios le gustaba tanto del fuego encendido, le gustaba tanto el lugar en el bosque y aquella gente reunida... que aunque nadie decía las palabras adecuadas, concedía los deseos a todos los que allí estaban.

El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo...

Y aquí estamos nosotros.
Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.
No sabemos cuáles son las palabras...
Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego como lo hacía Baal Shem Tov...

Sin embargo hay algo que sí sabemos:

Sabemos esta historia,
Sabemos este cuento...

Y dicen...

Que Dios adora tanto este cuento...
Que le gusta tanto esta historia...
Que basta que alguien la cuente...
Y que alguien la escuche...
Para que él complacido, satisfaga cualquier necesidad y conceda cualquier deseo, a todos los que están compartiendo este momento...

Así sea...

1 comentario:

  1. Gracias amor!! Este cuento me parece maravilloso!! Cerremos los ojos e imaginemos ese hermoso bosque para que tambien nuestros deseos sean concedidos... Besitos. ROXI

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