sábado, 13 de junio de 2009
Hay un breve pero bellísimo cuento hindú de un peregrino que se quedó a pasar la noche debajo de un árbol en un bosque cercano al pueblo. En la más profunda oscuridad, oyó que alguien le gritaba:
-¡La piedra! ¡La piedra!, dame la piedra preciosa, peregrino.
El peregrino se levantó, se acercó al hombre que le gritaba y le dijo:
- ¿Qué piedra quieres, hermano?
- La noche pasada –le dijo el hombre con voz agitada- tuve un sueño en el que se me reveló que si venía aquí esta noche encontraría a un peregrino que me daría una piedra preciosa que me haría rico para siempre.
El peregrino hurgó en su bolsa y le dió la piedra diciendo:
- La encontré en un bosque cerca del río. Puedes quedarte con ella.
El desconocido agarró la piedra y se marchó a su casa. Al llegar, abrió su mano, contempló la piedra y vió que era un enorme diamante. Durante toda la noche no pudo dormir. Se levantó con el alba, volvió al lugar donde había dejado al peregrino y le dijo:
- Dame, por favor, la riqueza que te permite desprenderte con tanta facilidad de un diamante.
...La verdadera riqueza no consiste en acumular cosas sino en compartirlas...
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Què hermoso ! Què hermoso!!!
ResponderEliminarahi està la verdadera esencia- compartir- mi padre siempre decia:
hay que tener las manos abiertas y la energia fluye tanto para ti como para los demàs- das y recibes, no hay mayor gloria :)
Es cierto.
Besote
Tu papá era muy sabio Aurora!
ResponderEliminarBeso grandote!